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#ColombiaEnLlamas

Sara Osorio Orozco y Miguel Ángel Ruiz

15 de Abril de 2022


Desde el descubrimiento del fuego por parte de la raza humana hasta la actualidad, este ha sido un elemento de transformación. En sus inicios, el fuego significó un cambio en las formas de vida para los primeros humanos, ya que permitió calentar el cuerpo, cocinar los alimentos, cazar, etc. Acompañando así el desarrollo de las ciencias y tecnologías. En el arte, el fuego suele adoptar un simbolismo más destructivo o devorador, de manera literal o figurativa. Siendo también un símbolo de descontento y protesta para los artistas (Ver Figura 1 y 2).


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Figura 1 La toma de la Bastilla (1788) de Jean-Pierre Houël


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Figura 2 El pueblo y sus falsos líderes (1935/1937) de José Clemente Orozco

Es a través de esta variación y los nuevos contextos que, en términos de descontento social y protestas implícitas o explícitas, el fuego adquiere un símbolo de resistencia, teniendo como elemento particular el proteger al manifestante. El fuego puede borrar todo rastro de aquello que lo provoca, tiene muchas causas probables, y puede presentar dificultad a la hora de señalar responsabilidad ante algún individuo que lo haya provocado. Y esto le otorga su fama característica, ya que “permite hacer una declaración poderosa y tiene menos limitaciones que otras formas de protesta debido a su anonimato” (Holmes, 2007, p. 195).


De tal forma que, al tratarse de sucesos de protesta, es normal que ciertas imágenes sean repetidas en cuanto al contexto que las rodea. Pues, es sabido que las marchas acarrearon incendios, explosiones y quemas que hacen del código elegido algo imprescindible o inevitable. Las imágenes frente al fuego cobran gran popularidad y llaman la atención de medios alternativos y formales, generando que distintas organizaciones se centren en los sucesos de los diferentes países. Pero, el problema no surge porque se capturen estas imágenes o se compartan en masa, ocurre por cómo se comparten y cómo terminan siendo una referencia sin sentido que alude únicamente a la tendencia. Aun así, eso es lo que ha estado pasando.


Las marchas siempre han dejado gran cantidad de tendencias entre las redes sociales tales como Twitter, Instagram o YouTube. En Colombia, una de las más destacadas se dio ante la quema continua de Comandos de Atención Inmediata iniciada tras la muerte de Javier Ordoñez, por abuso policial. Ya que, el nueve de septiembre del año 2020, se ponen en marcha movilizaciones de rechazo ante el asesinato ocurrido el día anterior, que dejan el país en situación crítica. Pues, según la revista Semana, los disturbios dejaron 9 muertos y 521 heridos en Bogotá, de los cuales 261 fueron policías (19 sep, 2020).


A través del conflicto se empiezan a compartir imágenes de forma masiva que logran sobresalir (Ver figura 3). En sus descripciones llevan las etiquetas de #ColombiaEnLlamas, #SOSColombia, #NosEstánMatando, que escalan con velocidad en los charts de tendencias, ubicando así a las movilizaciones colombianas en los primeros puestos. Además, debido a que la oposición no cesa y, al contrario, se repercute con mayor fuerza, se da una segunda tragedia que pone en tendencia nuevamente al país. Puesto que, el 4 de mayo de 2021 se vandalizan 25 CAIs que dejan a 30 civiles y 16 policías heridos (Ver figura 4).

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Figura 3 ¿Qué está pasando en Colombia? (CMM)


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Figura 4 La toma de la Bastilla (1788) de Jean-Pierre Houël

Nuevamente, los hashtags de #ColombiaEnLlamas y #SOSColombia llegan a los primeros puestos dejando nuevas imágenes icónicas que se comparten por todas las redes y medios en el transcurso de una semana (Ver figura 5). Estas imágenes adquieren gran popularidad hasta lograr que muchas se vuelvan icono del conflicto (Ver figura 6), apareciendo así en revistas nacionales como El Tiempo o internacionales como BBC News o Albawaba.


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Figura 5 Los jóvenes colombianos han tomado las calles (Imagen: Twitter @trepoesie)

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Figura 6 Protestas septiembre de 2020 Colombia (EFE Noticias)

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Sin embargo, hay que tener en cuenta que las marchas durante 2020 y 2021 no fueron un hecho único de Colombia. Debido a que los conflictos y las protestas son más comunes de lo que pareciera. Países como Estados Unidos, Chile, Perú, España y Hong Kong también se han sumado a la tendencia de las quemas por sus propias problemáticas. Un ejemplo de estas se da en Barcelona y Cataluña, donde los protestantes generan hogueras el 15 de octubre de 2019 (Ver figura 7). O, más reciente, el 12 de enero de 2021, con las movilizaciones por el asesinato de George Floyd (Ver Figura 8).

Figura 7 Un joven ante una barricada en Barcelona (EFE)

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Figura 8 A protester raises - John Minchillo/ AP

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Figura 9 Portal resistencia (Imagen: Instagram @japaezfotos)

La popularidad de ciertas imágenes muy parecidas también se sumará a las redes y serán confundidas. Pues, el hecho de tener tantos conflictos con una misma representación en una equivalencia temporal similar, ayuda a que se pierda el contexto y el espectador asumiera cosas por su cuenta, haciendo que las diferentes situaciones pierdan relevancia.



Por otro lado, los hechos se transforman en simple sensacionalismo, una moda y un sinfín de imágenes que solo buscan aumentar en likes y no representar una problemática real. Imágenes sin impacto ni contexto que solo buscan quien comparta de forma masiva, mas no quien comprenda cada situación. Por lo cual, aparecen imágenes de influencers que nada tienen que ver con los conflictos y que solo buscan la copia de lo que saben, se hace rápidamente popular. Entre esto se encuentran ciclistas que posan frente a las fogatas (Ver Figura 10), maltratadores de animales de años anteriores con similitud de código (Ver Figura 11) y fotos con fines artísticas que se cuelan entre las tendencias por copiar los hashtags y tener una similitud (Ver Figura 12).

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Figura 10 Suben a 13 los muertos en protestas (Canal N- 11 Sep 2020)

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Figura 11 La toma de la Bastilla (1788) de Jean-Pierre Houël


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Figura 12 Ballet artístico tomado por @luiscarlosa85 (Imagen: Instagram @mariamaria14m)

De tal modo que, se debe entender que hay una responsabilidad de aquellos que están en redes sociales dando paso a la indolencia. El querer protagonismo o la poca investigación de medios o deseo de atención genera que las cosas importantes sean ignoradas. La sobreexposición de este tipo de imágenes, la cuales comparten una misma codificación (quema de algún elemento como símbolo de resistencia), produce que se pierda la singularidad e importancia del acontecimiento principal. Encima, el espectador no es consciente de los códigos, por lo que estos terminan simplemente haciendo parte de los intereses particulares, ya sea por medio de los que lo reproducen de manera masiva para sobreexponer y de cierta invisibilizar la situación, que parezca algo normal y pierda importancia o los que lo reproducen solo para generar sensacionalismo.


Por todo lo expuesto con anterioridad, para la propuesta audiovisual se realizará una recolección de videos de las marchas ocurridas en Colombia, España y otros países para así dar contexto al código. Luego de esto, se expondrá un collage de fotos los cuales explicarán en compañía de una voz en off la problemática de sobreexposición a través de la búsqueda de la tendencia, en la manera de como distorsiona y confunde la realidad del suceso y hace que se pierda su singularidad. Esto se dará de manera cronológica utilizando distintos perfiles y periódicos que hicieron parte de las confusiones entre imágenes y la invisibilización de los contextos, generando una ignorancia normalizada.


Referencias

 
 
 

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